Bernardo Ramírez, mejor conocido como ‘El
Negro Falucho’, nacía el 2 de mayo de 1976, el nombre a raíz de un amigo “ese
nombre me ha llevado a caminar muchísimo, en el 84 entraba por primera vez a
Radio Nacional y dar mi nombre y apellido me resultaba incomodo, así que dije ‘negro
falucho’ y de ahí en adelante siguió como mi nombre artístico”.
Falucho nos cuenta que tomo la música de un
modo más hacia lo laboral alrededor del año 1989, en el primer encuentro de
payadores de Comodoro Rivadavia, en Ciudadela. De ahí en adelante se adentró en
distintos festivales por todo el país.
“Yo llegaba al festival de la cereza con todas
esas ganas de gritar en el micrófono. Porque salía de animar una jineteada con
un megáfono, y llegaba a la fiesta de la cereza con el mismo sonido que hacían
en Cosquín. El sonidista, me decía ‘no grites, porque yo acomodo acá todo’.
En total, fueron ocho años donde Falucho
animo la Fiesta de la Cereza.
“Caminamos en forma paralela…”
Falucho nos cuenta sobre su compañera,
quien va siempre a su lado “Caminamos de forma paralela, esa mujer que siempre
estuvo atenta a que tenga ordenada mi ropa, a que los pañuelines vayan bien en
una bolsita. Una Señora con todas las letras, crecí y me hice lo que soy hoy,
al lado de Silvia, mi compañera”.
“Me
enseñó que el camino es para ir y volver, por lo tanto, yo tenía que ir a un
festival y volver porque ya había llegado el primer pequeño, que era Damián”.
Luego en el 90 llegaba Maxi, “ya era una
boquita más para quien pensar en el trabajo, entonces fui tomando una gran
responsabilidad de esta tarea que no es fácil, es ingrata. Porque aquel que
dice, ‘ah, pero vos andas bien con tu guitarra cantando, feliz...’ No, porque
vos estás pensando en quienes quedan en tu hogar”.
“Siempre digo contento, porque siempre les
pude traer el pan a la mesa a mis hijos, mandarlos a estudiar, educarlos,
darles un lugarcito de bienestar en la vida para que digan, ‘bueno, papá
siempre estuvo atento a nosotros y cuando estaba libre, acompañarlos al
colegio, llevarlos e ir a buscarlo”.
“Qué
lindo haber sembrado tanto y hoy por hoy darme la satisfacción de 40 años sobre
los escenarios e ir al kilómetro 14, campo de jineteada, ‘El Relincho’ y que el
escenario diga ‘Escenario Negro Falucho. Son cositas que yo creo que a veces
uno no cae en cuenta, de lo que hace en el trayecto de su vida”.
Falucho
en la Feria del Libro.
“Ponchito al hombro y me fui al cultural”,
Falucho nos cuenta que se sentó cercano al escenario viendo a payadores y un
rapero quienes estaban improvisando. “Me ven, porque estaban pidiendo que
levanten algo para que ellos vayan improvisando. Agarro y levanto mi poncho, y me
ve David, y dice, ‘si será gustoso el negro que se acerque a hacer una décima
con nosotros’.
“Cada
payada es un ensayo que hace el payador”.
Un
mensaje para los que vendrán.
“No hay que confundir, el payador es el que
improvisa, el que arma los versos espontáneos. Si bien es cierto que el canto
del payador es el más viejo de la tierra, pero también es el más nuevo porque
hay muchos payadores nuevos, muchos pibes nuevos que están improvisando”.
“Lo lindo es que los escucho a ellos
improvisar y siempre dicen algo de lo que yo decía en aquellos años. Entonces
decís, bueno, esto es lo que yo sembré. El respeto a esos jóvenes y esos
jóvenes el respeto hacia mí”.
Comodoro ausente de payadores, comenta
Falucho, “sería tan lindo hacer lo que hacen, por ejemplo, Emanuel Gaboto y
David Ocar, que tienen una academia de payadores”.
Al respecto le consultamos a Falucho si
tiene alguna intención de brindar clases, “soy una persona que siempre estuvo
ausente en la cultura, pero no estaría mal que vaya, que deje el currículum y
que diga, ‘yo estoy acá, materia dispuesta para poder dar talleres’.