El Gobierno
Nacional ha tomado la decisión de actualizar el Impuesto a la Transferencia de
Combustibles Líquidos (ICL) por decreto, que se encontraba congelado desde
abril. A partir del próximo mes de junio, los
argentinos se enfrentarán a un nuevo aumento en el precio de los combustibles,
lo que representará un impacto directo en el bolsillo de los consumidores.
El Ministerio de Economía, liderado por Luis
Caputo, ha determinado que el impuesto al combustible líquido (ICL) y al
dióxido de carbono (IDC) se incrementarán a partir del 1 de junio. En este
sentido, se espera un aumento del 20,44% en el litro de nafta súper y del
11,26% en el litro de gasoil. Estos ajustes gravarán directamente el precio de
los combustibles en estaciones de servicio como YPF, Shell, Axion y Puma
Energy.
El Gobierno argumenta que esta medida tiene
como objetivo estimular el crecimiento de la economía y garantizar un sendero
fiscal sostenible. Sin embargo, se espera que este nuevo aumento genere un
impacto en la inflación, afectando aún más el poder adquisitivo de los
ciudadanos.
Cabe destacar que este incremento en los
impuestos a los combustibles se suma a los aumentos acumulados durante el año,
que ya alcanzan un promedio del 57% en los precios de la nafta y el gasoil. Es
importante tener en cuenta que resta conocer cuál será el incremento adicional
que aplicarán las petroleras en los valores de venta en los surtidores.
El Gobierno ha establecido un nuevo
cronograma para la subida de impuestos fijados para los combustibles, que
abarcará el cuarto trimestre de 2023 y el primer trimestre de 2024. A partir
del 1 de julio de 2024, se considerará el incremento total en los montos de
impuesto.
Es importante tener en cuenta que estos
constantes aumentos en los combustibles impactan en diversos sectores de la
economía, ya que afectan el transporte de mercancías y los costos operativos de
las empresas. Además, los ciudadanos deberán hacer frente a un mayor gasto en
sus desplazamientos diarios.
El aumento en los precios de los
combustibles se suma a los desafíos económicos que enfrenta el país, en un
contexto de alta inflación y dificultades para mantener el poder adquisitivo.
Los ciudadanos deberán ajustar sus presupuestos para hacer frente a este nuevo
incremento en los costos de movilidad.