En Indonesia, la Agencia Nacional para la Gestión de Desastres (BNPB) elevó en solo cuatro horas la cifra de víctimas de 502 a 604 muertos en las provincias de Sumatra Septentrional, Aceh y Sumatra Occidental, regiones con más de 20 millones de habitantes. El reporte oficial también contabiliza 2.600 heridos y cerca de 570.000 evacuados, aunque las cifras se actualizan constantemente ante la magnitud del desastre.
La búsqueda de 464 desaparecidos continúa en condiciones extremas, ya que muchas zonas permanecen inaccesibles por árboles caídos, ríos desbordados y deslizamientos de tierra.
Las pérdidas económicas ascienden ya a 4.000 millones de dólares.
El presidente indonesio Prabowo Subianto recorrió este lunes las áreas afectadas y autoridades locales pidieron declarar el desastre nacional, una medida excepcional que en las últimas tres décadas solo se aplicó en tres ocasiones, incluyendo la pandemia de COVID-19 y el tsunami de 2004.
En Sri Lanka, los números también aumentaron drásticamente: los fallecidos pasaron de 193 a 366 en las últimas 24 horas y los desaparecidos de 200 a 367, según el Centro de Gestión de Desastres (DMC). Más de 1,1 millones de personas se vieron afectadas por las inundaciones y cerca de 200.000 permanecen desplazadas en refugios temporales.
Además, las autoridades sanitarias advirtieron sobre un posible aumento de dengue, diarrea y leptospirosis, debido a la acumulación de barro, basura y agua estancada tras el retroceso de las aguas.




