En un giro inesperado para un país
reconocido mundialmente por su tradición ganadera y su exquisita carne,
Argentina comenzará a importar asado desde Brasil debido a los
elevados precios locales.
Esta medida, que comenzará a implementarse
en los próximos días con foco en las provincias del sur del país, permitirá a
distintas cadenas de supermercados ofrecer este corte a un costo
significativamente menor.
En la Patagonia, por ejemplo, el asado
brasileño se venderá a aproximadamente $9.000 por kilo, frente a los $22.000
que cuesta el producto argentino en esa región.
La decisión responde a un contexto
económico marcado por un atraso cambiario que ha encarecido la producción
local, haciendo que el novillo argentino sea el más caro del Mercosur,
mientras que el asado brasileño se posiciona como el más económico de la
región.
La importación de asado desde Brasil
también está facilitada por un cambio sanitario relevante: a partir del 1
de abril, Brasil será declarado libre de aftosa sin vacunación, lo que mejora
su estatus y le permite competir en mercados como el argentino.
Sin embargo, esta noticia ha
generado controversia y preocupación entre productores locales y expertos
del sector. Algunos, como Carlos Federico Kohn, consultor en agronegocios,
consideran esta medida un "despropósito" para un país con una fuerte
identidad ganadera, advirtiendo sobre posibles riesgos sanitarios al
importar carne con hueso, como el asado, que podría introducir virus como el de
la aftosa. Otros, en cambio, ven en esta estrategia una solución temporal para
aliviar la presión sobre los consumidores, especialmente en regiones donde el
precio de la carne se ha disparado.
A pesar de las críticas, la llegada
del asado brasileño podría tener un impacto limitado en el corto plazo,
comenzando por los supermercados patagónicos y con la posibilidad de extenderse
al Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), donde algunas cadenas ya exploran
esta opción para reducir costos.
Expertos como Andrés Costamagna, de la
Sociedad Rural, explican que la carne actúa como un "producto
gancho" para atraer clientes, y la competitividad del precio brasileño es
innegable en un momento en que Argentina "quedó cara en dólares".
No obstante, hay quienes sostienen que la
solución no está en importar, sino en esperar una recuperación de la oferta
local tras los efectos de la sequía, lo que podría normalizar los precios entre
junio y diciembre.