Convenio
190
“A mí me parecía importante señalar esta
idea de que la violencia y el acoso, por razón de género están incluidos, pero
no son la única forma y no son la única expresión de la violencia sobre la que
nos advierte el 190”.
“Me parecía muy importante esta idea de que
violencia es toda aquella práctica que se ha hecho en la vida de los jóvenes. Se
ha vuelto inaceptable, porque me parece también muy importante saber que, si
nosotros lo pensamos dos minutos, la mayoría de los procesos de trabajo están
organizados desde el enfoque donde cada uno hace una partecita, que algunos
planifican el trabajo y otros lo ejecutan”.
“Un modelo de trabajo autoritario y machista”.
“Por esta idea de que uno piensa, y otros
solo obedecen. Esta cosa de ‘yo a vos no te pago para pensar, vos haces lo que
yo te digo’. Es profundamente machista, porque parte del supuesto de que un
varón está disponible para trabajar todo el tiempo por el cual la empresa le
pague”.
“Es machista primero porque supone que los
varones no cuidan. Nadie que trabaja 60 horas semanales puede cuidar, ni puede
procurarse sus propios alimentos, ni lavar su ropa. A veces ni siquiera tiene
tiempo para descansar. Y es machista porque supone también que del otro lado va
a haber alguien que está haciendo esa tarea. Esa tarea que este varón no puede
hacer porque no se puede ir a comprar la comida, porque no se puede lavar la
ropa, porque no puede llevar a sus hijos al médico, alguien las está haciendo”.
“Hay una división del trabajo que está
asumida en esa disposición y es importante saber esto porque nos muestra que no
hay manera de que individualmente nosotros podamos modificar esta situación de
base si no lo hacemos colectivamente, si no lo hacemos en la negociación
colectiva, si no lo hacemos en la revisión del proceso de trabajo”.
“Este proceso que es profundamente
autoritario tiene en la violencia una herramienta de gestión. La violencia no
es una anomalía, no es algo que en el mundo del trabajo ocurre porque hay malos
y buenos. Porque si así fuera, nosotros no podríamos explicar cómo a nivel
internacional los sectores con mayor incidencia de la violencia laboral son
salud y educación. Sectores ampliamente feminizados”.
“¿Por qué las personas que abrazan la
vocación de salvarle la vida al prójimo o educar a nuestros hijos van a ser más
violentas que el promedio? Bueno, que sean los sectores donde hay mayor
incidencia de la violencia quiere decir que es donde hay mayor cantidad de
denuncias. Son sectores muy estatalizados y es más habitual que haya canales
para denunciar”.
“Evidentemente, hay algo en el modo de
organizar el trabajo, hay algo en el modo en que se ejerce la autoridad que se
ha vuelto inaceptable. Y esto es importante detectarlo, tenerlo en cuenta,
porque si no, es cierto que nosotros podemos intervenir en situaciones muy
agudas. Pero hay algo del malestar en el trabajo que no se va a resolver de uno
a uno. Entonces es importante poder revisar ese proceso de trabajo e ir un poco
más allá de la idea de que hay víctimas y victimarios y poder pensar que todos,
cada uno desde su lugar, podemos propiciar y reproducir la violencia óptima y
podemos ponerle un premio”.